Para la mayoría de personas, nuestro día a día es tan frenético, que pasamos por alto nuestro bienestar, y con ello, nuestra salud. El trabajo, la familia, los hijos, y los que haceres diarios acaban monopolizando nuestro tiempo, y cuando llegamos a casa, solo nos apetece “desconectar”.
Nos evadimos de nuestra rutina diaria y nos desconectamos del cuerpo y de nuestros sentimientos/emociones con comida rápida y poco saludable, y con la tecnología, entre otros.
Ambas nos producen un placer momentáneo que, sin darnos cuenta, nos aleja cada vez más de nuestra salud. A todo ello, le sumamos las altas horas a las que nos vamos a dormir, que por lo general, no suelen ser las adecuadas.
Nos evadimos también de nuestros sentimientos y por ello, no tenemos herramientas diarias para auto gestionarnos. Y tendemos a buscar fuera la solución hacia nuestros problemas, cuando realmente la solución está dentro. (No quiero mezclar temas y por ello de todo esto hablare en otra entrada en profundidad).
Lo que vengo a referirme con esto es, que realmente gozar de buena Salud es volver a lo básico. La salud comienza dentro de ti. No hay herramientas que nos salven la vida. Hay herramientas que nos ayudan a vivir mejor. Lo que realmente nos ayuda a vivir saludablemente es algo tan primitivo como la alimentación, el descanso, ejercicio físico, entre otros que describiré más abajo con profundidad.
Los pequeños placeres del día a día son totalmente necesarios, sin embargo, estos no pueden estar basados en el entretenimiento y la evasión. Somos animales de repetición, y pronto habremos incorporado en nuestro cotidiano hábitos nada beneficiosos para nuestra salud.
En primer lugar, es importante decir que la salud es multifactorial, y por tanto, se construye. ¿De qué? De pequeños hábitos, de ahí la importancia de que nuestros pequeños placeres diarios vayan a favor de nuestra salud, y no en contra. Es importante también destacar que nuestra salud y nuestro bienestar general se compone de distintas áreas (cuidado físico, relaciones sociales, área económica, área espiritual, ocio, familia, trabajo…) y todas deben estar cuidadas por igual ya que una de beneficia de la otra, y por tanto, también si descuidamos una, se ven afectadas las demás.
Hoy vengo a darte unos pequeños tips acerca de cómo mejorar tu salud en sus distintas esferas.
Alimentación
Como decía Hipócrates, “Las enfermedades no aparecen de la nada, se desarrollan a través de pequeños pecados diarios contra la naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente”.
La conexión intestino-cerebro, implica una conversación constante entre tu barriga y tu cerebro, afectando más de lo que podrías imaginar en tu día a día.
Cuidar de tu intestino, comer de manera saludable y manejar el estrés son formas clave de mantener esta línea de comunicación en buena forma y asegurarte de que te sientas lo mejor posible, tanto física como emocionalmente.
Además, la ciencia ha encontrado que la microbiota intestinal puede influir en tu estado de ánimo y tu salud mental, y varios estudios sugieren que ciertas bacterias intestinales pueden producir sustancias químicas que afectan la función cerebral y el estado de ánimo. También afecta a nuestro sistema inmunológico, ya que al interactuar con los microorganismos presentes en tu intestino, el sistema inmunológico aprende a reconocer quién es amigo y quién es enemigo, y desarrolla respuestas adecuadas para combatir los patógenos. Por este motivo, cuando esta relación entre la microbiota y el sistema inmunológico se desequilibra, pueden surgir problemas de salud. Por ejemplo, un desequilibrio en la microbiota intestinal, conocido como disbiosis, puede provocar inflamación crónica y aumentar el riesgo de enfermedades autoinmunes, alergias y trastornos gastrointestinales.
Sin duda ninguna, en la actualidad es más importante que nunca que nuestro alimento sea nuestra medicina, y por ello, es imprescindible dejar para ocasiones especiales los ultraprocesados, las bebidas alcohólicas y el gluten. Además, es importante reducir la ingesta de carbohidratos y azúcares, aumentando las dosis de proteínas y grasas saludables, así como incluir el ayuno intermitente en nuestra vida, siempre guiados por un profesional adecuado.
Deporte e higiene postural
A través del deporte generamos dopamina (gracias a ella, evitamos otras formas menos saludables de obtener placer, como los dulces, el alcohol o el tabaco), serotonina (es un antidepresivo natural, nos provoca sentimientos positivos, nos ayuda a dormir mejor y además regula el apetito) y endorfinas (elimina las emociones y sensaciones negativas gracias a sus efectos analgésicos y ansiolíticos que te harán sentir mejor física y psicológicamente).
Se trata de que podamos integrar el hábito de movernos, y en esto, son válidas todas las formas y deportes, para que el momento de hacer deporte se convierta en un momento más de disfrute y placer.
Por otro lado, la postura es mucho más que la forma en que nos sentamos o nos paramos. Es un componente fundamental de nuestra salud física, mental y emocional que influye en una amplia gama de funciones corporales y aspectos de nuestra vida cotidiana. Desde la manera en que nos movemos hasta cómo nos sentimos emocionalmente, nuestra postura juega un papel crucial en nuestra calidad de vida.
Por ejemplo:
- Dolor y lesiones musculoesqueléticas: Una mala postura puede ejercer tensión adicional en los músculos, tendones y articulaciones, lo que puede provocar dolor crónico, rigidez y lesiones musculoesqueléticas, como la tendinitis o la escoliosis.
- Dolor de espalda: Una de las consecuencias más comunes de una mala postura es el dolor de espalda. La adopción de posturas incorrectas, como encorvarse o encorvar los hombros, puede provocar tensiones en la columna vertebral y los músculos de la espalda, lo que resulta en dolor crónico o agudo.
- Problemas respiratorios: Una postura encorvada puede comprimir los órganos internos y restringir la capacidad pulmonar, lo que dificulta la respiración adecuada y puede provocar problemas respiratorios como la disnea o la fatiga.
- Digestión: La postura también puede afectar la digestión. Por ejemplo, sentarse encorvado o encorvarse después de comer puede comprimir el tracto gastrointestinal, lo que puede dificultar la digestión y provocar problemas como el reflujo ácido o el estreñimiento.
- Estado de ánimo y autoestima: Mantener una postura erguida y abierta se ha asociado con una mayor confianza en uno mismo y un mejor estado de ánimo, mientras que una postura encorvada puede estar relacionada con sentimientos de depresión, ansiedad y baja autoestima.
- Rendimiento físico y deportivo: Una postura adecuada es fundamental para el rendimiento físico óptimo y la prevención de lesiones en actividades deportivas y de ejercicio. Mantener una postura correcta puede mejorar la eficiencia del movimiento, la fuerza y la resistencia, y reducir el riesgo de lesiones.
Gestión emocional y la importancia de la meditación
No veo el mundo como es, sino como lo miran mis ojos.
Por ello, es nuestra responsabilidad personal cultivar nuestra mente y nuestro autoconocimiento para afrontar las situaciones difíciles de la vida.
Cuando el estrés se vuelve crónico o excesivo, tiene un impacto significativo en nuestra salud física y mental, por ejemplo, en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares; la supresión del sistema inmune, lo cual hace que seamos más susceptibles a infecciones y enfermedades; puede contribuir al desarrollo de trastornos gastrointestinales; aumenta el riesgo de trastornos como la ansiedad, la depresión y los trastornos relacionados con el trauma; puede causar tensión y rigidez en los músculos, lo que puede provocar dolor muscular, espasmos y trastornos músculo esqueléticos.
Así pues, podemos darnos cuenta de que cuerpo y mente son uno, y que igual de importante es entrenar nuestro cuerpo físico, como nuestra mente.
Por este motivo, la meditación y la búsqueda de espacios de silencio se convierte en un básico innegociable, ya que:
- Nos ayuda a cultivar una mayor conciencia de nuestros pensamientos y emociones. Al practicar la observación sin juicio de nuestros pensamientos, aprendemos a reconocer patrones de pensamiento automáticos y reactivos que pueden estar contribuyendo al estrés, la ansiedad o la insatisfacción. Esta conciencia nos brinda la oportunidad de elegir cómo responder a nuestros pensamientos en lugar de reaccionar automáticamente a ellos.
- Nos entrena para romper los ciclos de rumia mental, al enseñarnos a observar nuestros pensamientos sin quedar atrapados en ellos.
- Desarrollamos una perspectiva más amplia y equilibrada sobre nuestras experiencias. Al observar nuestros pensamientos y emociones desde un lugar de calma y aceptación, somos menos propensos a reaccionar de manera exagerada o impulsiva ante situaciones estresantes o desafiantes. Esto nos permite tomar decisiones más informadas y responder de manera más efectiva a las circunstancias de la vida.
En definitiva, la meditación nos invita a cultivar una actitud de amabilidad y compasión hacia nosotros mismos. Al practicar la autoaceptación y la autocompasión durante la meditación, aprendemos a tratarnos con amabilidad y comprensión en lugar de autocrítica y autoexigencia.
Esta actitud de autocuidado nos ayuda a desarrollar una relación más saludable con nosotros mismos y nuestro entorno y a encontrar un mayor bienestar emocional y mental.
Sueño y ritmos circadianos
Los ritmos circadianos son los ciclos biológicos que regulan nuestros procesos fisiológicos y comportamentales en un período de aproximadamente 24 horas.
Estos ritmos son controlados principalmente por nuestro reloj biológico interno, que está influenciado por factores como la luz y la oscuridad, la temperatura y las rutinas diarias.
Hoy en día y cada vez con más frecuencia, nos encontramos enfermedades o trastornos derivados de la alteración del ritmo circadiano. Vivimos en una sociedad que tiende a regirse por patrones más irregulares, con exposición lumínica alta en horarios nocturnos por el uso de ordenadores, LEDS, iPad y móviles y por horarios laborales cambiantes.
Mantener un horario de sueño estricto y unas normas básicas debe ser fundamental, ya que los ritmos circadianos influyen en nuestros patrones de sueño y vigilia.
Algunos consejos para su cuidado son:
- Mantén un horario regular de sueño: Intenta acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Esto ayuda a regular tu reloj biológico interno y a mantener unos ritmos circadianos estables.
- Exposición a la luz natural: Durante el día, busca la exposición a la luz natural tanto como sea posible. La luz natural ayuda a sincronizar tu reloj biológico interno y a mantener unos ritmos circadianos saludables. Pasa tiempo al aire libre, abre las cortinas y persianas de tu casa o lugar de trabajo, y considera la posibilidad de utilizar una lámpara de terapia de luz si no puedes pasar tiempo al aire libre.
- Limita la exposición a la luz artificial por la noche: Por la noche, reduce la exposición a la luz artificial, especialmente la luz azul emitida por dispositivos electrónicos como teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras. La luz azul puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño, y afectar negativamente tus ritmos circadianos. Intenta apagar los dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarte y considera la posibilidad de utilizar aplicaciones o gafas que bloqueen la luz azul.
- Crea un ambiente propicio para dormir: Haz que tu dormitorio sea un lugar cómodo y tranquilo para dormir. Mantén la habitación oscura, fresca y silenciosa, y utiliza una almohada y colchón cómodos. Evita el consumo de cafeína, alcohol y comidas pesadas antes de acostarte, ya que pueden interferir con la calidad del sueño.
- Establece una rutina relajante antes de acostarte: Crea una rutina relajante antes de acostarte para preparar tu cuerpo y mente para dormir. Esto puede incluir actividades como leer un libro, tomar un baño caliente, practicar la meditación o la respiración profunda, o realizar estiramientos suaves. Estas actividades ayudan a reducir el estrés y la ansiedad, promoviendo un sueño reparador.
- Mantén un estilo de vida saludable: Adopta un estilo de vida saludable que incluya una alimentación equilibrada, ejercicio regular y manejo del estrés. Estos hábitos pueden contribuir a mantener unos ritmos circadianos saludables y promover un sueño de calidad.
Gracias a estos pequeños hábitos implementados en el tiempo, podemos mejorar nuestra vida y nuestra salud exponencialmente.
Y recuerda, no se trata de contemplarlos como una lista de obligaciones a cumplir, sino como un conjunto de actos de autoamor que podemos ir integrando y mejorando progresivamente.
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